lunes, julio 10, 2006

Encuentros en la segunda fase

Durante este Mundial he tenido la suerte de poder seguir múltiples partidos de muy diversa forma. Lo mejor (no está mal para ser "sólo" fútbol): he visto partidos de Alemania en un Instituto Goethe al límite de su capacidad, entre prätzels, cánticos y jarras de cerveza; he disfrutado de veladas familiares con el partido como excusa, cuando a ninguno nos importaba el resultado más que por la tradicional porra que cuelga de un imán de la nevera; y también he acudido en tres ocasiones a una sala de cine a ver sendos partidos con amigos a los que no hubiera visto esos días de no haber mediado un balón.

En los dos en los que no jugó nuestra selección compartimos la sala entre diez personas; en el de España, personas personas sólo debía de haber diez, pero el local estaba a reventar. Intentaré explicarme:

Silbidos al himno del rival, comentarios y gritos xenófobos -mejor no preguntar la afiliación política-, abandono de la sala ante la derrota inminente de tu equipo, continuos insultos a los jugadores rivales y, como colofón, un cohete con traca final disparado desde la última fila que explotó justo frente a la primera, bajo la pantalla. En definitiva,
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
Por un momento, consiguieron que me alegrara de no pasar a cuartos.

3 comentarios:

Ernesto Frattarola dijo...

Y aún más triste es que los medios de comunicación patrios, siempre prestos para vocear las "provocaciones" de los "enemigos", no hayan dedicado a estas actuaciones ni una línea, ni un comentario.Lo de la falta de respeto al himno de Francia no sólo pasó en el cine, también en el campo, y se hizo evidente para cualquiera que veía la tele... pero no para los comentaristas. Eso debe ser lo que llaman patriotismo: el silencio para las vergüenzas propias, unido a frases como "Crean en lo que crean, tengan fe en España". Joder...

Anónimo dijo...

Lo del cohete fue el colmo del surrealismo.
Cuando cayó miré hacia la izquierda.
Vi a Gerrard. Dónde lo hemos metido, pensé.
Empecé a cagarme en todo.

jucasel dijo...

No podemos dejar a Gerrard en una urna de cristal. Debe conocer los dos lados de la fuerza para poder ser un buen Jedi... Eso sí, nadie dice que esto vaya a ser fácil.

Ante estas actuaciones dentro y fuera (que las hubo al acabar, con intercambio de felicitaciones y objetos entre gente de los pisos y la hinchada española) más que la reprimenda pública o el consejo "rayón" mi opinión y actuación trata de ser la coherencia y predicar con el ejemplo. Y os aseguro que cuesta, más en otros campos que en ese cine.

El partido de España-Francia fue una excusa de muchos para (mal) llevar una bandera española y pegar gritos política y humanamente incorrectos. Menos mal que mucha gente sabe(mos) que el futbol no es eso, que es otra cosa, que es mucho más. Y a la que no lo sabe y lo interpreta como lo de ese martes, habrá que hacer un esfuerzo y explicarselo.