jueves, noviembre 29, 2007

Fargo

Los investigadores analizan contenedores de residuos fetales
Los agentes ya han buscado ADN en máquinas empleadas para triturar fetos Las testigos confirman que sus informes psiquiátricos fueron falsificados

Enrique Figueredo
Barcelona 29/11/2007 Actualizada a las 03:31h
Los investigadores de la trama de abortos ilegales descubierta en Barcelona buscan restos de ADN en unos depósitos de residuos sanitarios hallados en las tres clínicas donde supuestamente se practicaban estas interrupciones de embarazos fuera de la ley. Dichos contenedores pudieron ser el destino de algunos de los fetos extraídos de forma irregular, cuando estos receptáculos herméticos, según fuentes de la investigación, no pueden recoger este tipo de desechos clínicos.

Fuentes cercanas a la investigación explicaron que, según algunas informaciones de que disponen los agentes, los responsables de los centros médicos pudieron haber depositado los residuos de forma inadecuada en esos contenedores especiales, cuyo buen uso está sometido a inspección. Los contenedores que en estos momentos está analizando la policía científica son de una capacidad de unos 60 litros y cuentan con cierres herméticos. El destino final de estos depósitos son unas incineradoras especiales. Algunos empleados de esas empresas de destrucción de residuos podrían ser también objeto de investigación, pues se sospecha que aceptaban dinero por hacer la vista gorda. El ADN que pueda extraerse de estos contenedores facilitaría la identificación de los perfiles genéticos de los fetos. Los agentes encargados del caso ya buscaron huellas genéticas en las máquinas empleadas en las clínicas para triturar fetos y, especialmente, en las cañerías donde estas desaguaban. Los indicios contra los detenidos por estos presuntos abortos ilegales se van amontonando. Diversas mujeres, antiguas pacientes de los centros médicos que dirigía el doctor Carlos Guillermo Morín, han declarado a los investigadores de la Guardia Civil y de la Guardia Urbana que parte de sus informes médicos, en concreto los psiquiátricos, fueron falsificados por los centros sanitarios. Entre estos testimonios, se encuentra el de una joven que el pasado lunes acudió a la clínica TCB cuando el registro policial estaba en marcha. A la paciente se le preguntó qué venía a hacer y se le tomó nota del nombre. La chica, que ya había abortado tiempo antes, se mostró dispuesta a colaborar, según fuentes cercanas al caso. Mostró su expediente y los agentes cotejaron esa documentación con la que guardaba la clínica. La paciente, durante su declaración, explicó que le hicieron dos informes psicológicos. Uno de ellos debía rellenarlo ella en casa y el otro se suponía que debía hacerlo un psiquiatra con el que, al parecer, no había llegado a verse. Entre los documentos, apareció un supuesto informe psicológico que se correspondía con su identidad. En el documento aparecía la que, a tenor del redactado, debía ser la firma de la paciente. Sin embargo, y ante los investigadores, la testigo dijo que esa no era su rúbrica. Fuentes cercanas a la investigación confirmaron que ese procedimiento de cotejo de documentos se ha hecho con otras mujeres con idéntico resultado.

¿Madres? ¿Médicos? ¿Personas? ¿Asesinos? ¿Monstruos? ¿Cómo justificar algo así tan siquiera desde el relativismo moral imperante? ¿Cómo calificar lo que no tiene nombre? ¿Juramento hipocrático? ¿Derechos de la mujer? ¿Derechos de los niños? ¿Derechos humanos? ¿Un Mundo Feliz? Hoy me he despertado con la vergüenza de ser humano.

No hay comentarios: