lunes, junio 19, 2006

¿Nos hacemos unas... copillas?

El País, 16 de junio de 2006.
POCOS, VAGOS Y DEFORMES
Á. DE CÓZAR, Madrid
Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que le ocurre al esperma de los hombres, pero todos los expertos coinciden en señalar lo obvio: que algo va mal.
Los datos que presentó ayer uno de los bancos de semen más antiguos de España, la clínica Tambre en Madrid, corroboran precisamente eso, que la calidad de los espermatozoides ha caído en picado en los últimos diez años: ocho de cada diez posibles donantes son rechazados. Lo peor está en las causas de ese rechazo. Al 75% se le dijo que no podía donar por la mala calidad de su semen.
Las cifras no son concluyentes porque proceden de uno solo de los 15 bancos de semen que hay en España, pero sí significativas: según la Asociación Española de Andrología (AEA) muestran una tendencia difícil de corregir.
La directora del laboratorio de la clínica, Rocío Núñez explicó ayer que las exigencias para los donantes son las mismas que hace quince años. El requisito es que haya 40 millones de espermatozoides sanos y con movilidad en cada eyaculado. “Ése es un semen de alta calidad, que es lo que nosotros necesitamos en la clínica, pero lo que sí es preocupante es que la mayoría no cumpla con esos requisitos. Hace quince años la cifra era la contraria, es decir, rechazábamos sólo a dos de cada diez”, señala Núñez. El porqué de ese descenso en la concentración y movilidad de los espermatozoides o las causas de las anomalías morfológicas que los hacen incapaces para fecundar es algo que no está demasiado claro. Algunos estudios apuntan hacia la contaminación, los malos hábitos alimentarios, el alcohol y el tabaco. Tampoco se puede echar la culpa a un cambio de perfil en los donantes, porque siempre se ha mantenido el estereotipo de un hombre de unos 25 años, con estudios universitarios que dona su semen de forma altruista. Por las molestias se lleva 42 euros cada vez que acude a la clínica (...).


¡Vaya por dónde! Tres de cada cuatro de los tíos que leáis esta entrada tenéis renacuajos de "mala calidad"... y lo peor de todo es que no saben encontrar el porqué. Bueno, si una hipótesis no es falsa hasta que se haya rechazado (Popper) ahí van unas cuantas:

Hipótesis 1) La teoría de la conspiración. La noticia arriba reproducida es falsa y proviene de ámbitos puritanos de moral "amoalauresca". Varios son los indicios para llegar a dicha conclusión. Empezaron echando la culpa a los tejanos apretados (consiguiendo la cuasiquiebra de Levi's). Ahora que los jóvenes llevan los tejanos a la altura de las rodillas, ¿a quién echar la culpa? Como siempre, al alcohol y al tabaco. Pobre Coronita, siempre se acaba llevando las culpas de todo.

Hipótesis 2) Un enfoque económico. Supongamos que los datos aportados son ciertos y que en la toma de decisiones los individuos son racionales y no altruistas (¿Manolas Sin Fronteras?... ¡venga ya! A ver quien iba a ir si no pagaran! -quizás Leslie Nielsen... pero se iría al ver que no tienen ni Bambi ni la Bella Durmiente-). La teoría económica da varios argumentos que permiten esclarecer lo sucedido.
El nivel de renta se ha incrementado notablemente durante los 15 años mientras que el precio por darle a la zambomba se ha mantenido en unos míseros 42 eurones. Sabiendo que la utilidad marginal de un euro más es mayor en un pobre que en un rico (en cristiano: cuanto más rico eres, menos satisfacción relativa te da un euro extra en tu renta en comparación con la que te daría si fueras pobre), nos encontramos ante un problema de selección adversa: sólo van a donar esperma aquellos individuos con menores niveles de renta. Recientes estudios demuestran la mayor propensión al tabaquismo y alcoholismo de las personas con menores niveles educativos (con menores niveles de renta asociados). Por tanto, la baja calidad del esperma no es culpa del alcohol y el tabaco sino de lo poco que cotiza el esperma nacional y de las mejoras en el nivel de renta de la población. Además, la nueva ley que permite a los niños invitro conocer la identidad de sus padres a los 18 años no parece fomentar que los "más potentes", los machos cabríos, aquellos que seguramente ya han puesto su semillita en otro lado vayan a donarla. Imaginaos la situación: familia comiendo; padre, madre hija de 14 e hijo de 10. Llaman al timbre. "Hola, señor: me llamo XXX y soy su hijo". Esta ley, por tanto, potencia aun más el fenómeno de selección adversa.

Hipótesis 3) (Muy vinculada a la 2). Nos hemos vuelto unos pijos. Sí, así de crudo. Antes ninguna receptora se preocupaba por el color de los ojos del niño. Ahora, en cambio (tiembla Huxley; buenos días, Gattacca) le piden a los donantes ser de la misma raza, color de ojos y pelo,... y encontrar un esperma ideal es aun más difícil que un príncipe azul. Obviamente, uno no va a ser donante con esperma de la calidad de Homer Simpson pero me pregunto para qué querrán que las muestras tengan al menos 40 millones de marcianitos si luego sólo necesitan uno. ¿Tan mala puntería tienen? ¿Van a inseminar a todo el país con una sola muestra?

Conclusión: quien quiera tener un niño, que salga a cenar, se tome un par de copas y, al acabar, se fume un pitillo, que no le va a ir de eso. Y es que sigue siendo más fácil encontrar un buen "clavo" que una "aguja" en un "pajar".

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