domingo, junio 04, 2006

Ruta Gastronómica. Temporada I; Capítulo V

Pues sí; lo que empezó siendo una cena entre dos amigos ha acabado convirtiéndose en un evento periódico prácticamente institucionalizado: la ruta gastronómica de Barcelona.

El funcionamiento no es muy complicado: quedada general, previa investigación de posibilidades, y cena posterior en el lugar indicado. Sólo un requisito: el restaurante ha de ser de comida no nacional (si es que alguien sabe traducirme el significado de dicha expresión). Vamos, que -citando a un ilustre gourmet de mi equipo de fútbol- "¿qué se ha hecho de las morcillas, chorizos y jamón?". Simplemente, se deja un poquito de lo que sobre del mediodía en la nevera -por si vuelve uno con hambre de la cena- y se lanza a la aventura.

Como comentaba más arriba, éste es el quinto episodio de una saga que ya ha superado en duración a las emisiones del reality show "El Bus"; por algo será.

La primera edición se llevó a cabo en el restaurante coreano Seúl, en la Av. Gaudí. La siguiente fue en Las Cuartetas, restaurante argentino próximo a Francesc Macià. La tercera, en Karakalla, un libanés de Torrent de l'Olla, con el cus cus como protagonista. La penúltima edición, ya con una importante ampliación de asistentes, tuvo su sede en un japonés-tailandés-vetetuasaberdedonde (vamos, eso que llaman "cocina de fusión") en el Gótico al que nos llevó el benjamín del equipo; la verdad es que también la clavó. Vamos, que las incipientes barrigas de más de uno empezaban a ser más fáciles de explicar que de disimular, a pesar de no saber, a veces, qué comía uno.

Estando el listón bien alto, posiblemente el episodio V superó en multiculturalidad a un ménage à trois con Manu Chao. Cuatro y no cinco ni tres fueron los convocados en esta ocasión, a saber: C, JA, G y A. Citando a JA: "La vuelta al mundo en una noche". Lo que debía haber sido una cena coreana, acabó en cena árabe en el restaurante Habibi (en la entrada de Gran de Gràcia), previo repostaje de Franziskaner Weissbier en un bar alemán (Otto Sylt, en Rambla). Grata fue la sorpresa de ver aparecer a C en el Deutsche Bank para la cerveza de calentamiento; aun tiene que explicar con quién veía una película antes de acudir a la Ruta Gastronómica.
http://barcelona.lanetro.com/guia/sitios/fichasitio.cfm?CodigoSitio=21782&IdTipo=71

De hecho, posiblemente nadie faltó al "calentamiento" previo ya que estábamos alertados de que no servían ni vino ni cerveza en el Habibi. JA, C y A se inclinaron por tomar yogur salado con menta para acompañar los -deliciosos- platos. G, más valiente -o, directamente, más realista en cuanto a posiblidades de ligoteo-, se atrevió con el yogur con ajo. La comida discurrió entre risas y apuestas sobre quien era capaz de beber dos tragos seguidos de yogur -bueno, pero extraño a nuestro paladar-. Entre la variedad de platos servidos sobresalieron el falaffel (espectacular), el humus (suave) y un bakhlabah (como quiera que se escriba) de chocolate buenísimo. Destacó por exótico el postre de C: flan de huevo. Dejando a un lado la decoración, más propia de una granja (de las de meriendas) que de un restaurante árabe (textos en árabe de las paredes aparte), Habibi resulta un lugar agradable donde comer y con una excelente relación calidad precio, en especial cuando invita G (¡1000 gracias!).

Para paliar el disgusto que se llevó C al no fumarnos finalmente una pipa de esas de vapores ("no sería la primera vez" afirmaba), nos dejamos guiar hasta el "Musical María", en Gràcia. Esperábamos un antro lleno de rastas a son de reagge y, sin embargo, nos encontramos en un local acogedor, con las paredes repletas de posters y discos clásicos (Loquillo, The Clash, BS,...) y, sobre todo, un billar en el que se vivieron varios momentos de tensión. Para aquellos que decidan visitarlo a raíz de este texto, un aviso: el tapiz ya estaba roto antes de que fuéramos. El combinado G y A acabaron derrotando en una serie de reñidos encuentros al tándem formado por JA y C. Entre las anécdotas, una rubia no se movió de nuestro lado, dándonos la espalda todo el rato, especialmente cuando C se disponía a tirar estando ella espalda con espalda... También destacable el tropiezo de A que, al ir a tirar apagó con el culo la luz del lavabo. Por suerte G se dio cuenta de inmediato y solventó la situación. He de decir que un menda, por si las moscas, no utilizó ese lavabo. Las partidas fueron regadas con Guinness y ron con piña.

Pero claro, se trataba de una experiencia "à la Willy Fog", personaje muy familar para G, por lo que decidimos cambiar de bar e ir a un pub inglés en Torrent de l'Olla. El pub, precioso, nos deparaba una sorpresa: un tablero de dardos. Allí pasamos una horita entre dardos y Guinness viendo cómo C nos apalizaba (ahora ya sabemos qué hace cuando comunica) y cómo JA nos demostraba que hasta los extintores próximos a la diana tenían sensores. Por suerte, también tenían puntas de dardo de recambio.

A esas alturas de la noche, para evitar accidentes gastrointestinales, cualquier alusión al yogur había sido vetada, pero claro, la velada no podía acabar ahí ya que teníamos que compensar, con como mínimo una ronda per cápita la generosidad de G, que cumple 31 esta misma semana. Por ello, y tras una larga vuelta por Gràcia, acabamos en un bar cubano llamado "Sabor Cubano", cerca de la calle Córcega. Mi amol, nos dieron un bamboleo entre mojito y mojito que ni en el malecón! El momento estrella de la noche llegó sin duda cuando, estando ya tiritando los restos de menta en el fondo de nuestros vasos, se nos acerca una camarera y nos pregunta: "¿Os puedo coger alguna cosa?". Fuimos lentos de reflejos y a nadie se le ocurrió la bordería oportunapara ese momento concreto pero el blanco Colón (aun más blanco) de la cara de C bien valió la salida!

Ya eran casi las 2. Las campanadas a punto de sonar y el metro, al filo del cierre. C, G y JA cogieron la línea 3, dejando atrás intactos la Casa Valenciana, el Imperator, la Sala Private XXX y un bingo. Yo me fui caminando a casa, riéndome solo, recordando momentos de una noche tremenda. La mañana también lo ha sido... ¡qué rico el arrocito hervido este mediodía!

Cuando digáis, la próxima; ¡y ojalá que se amplié la participación en el Capítulo VI de la Ruta Gastronómica!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por la comida, dicen, uno conquista o puede ser conquistado, sea cualesquiera su propósito o acontecimiento, aunque en el caso que nos ocupa se trata de una búsqueda experimental de sabores foráneos (o de conocidos sabores en mezcla no conocida) cocinados en base a unas culturas más o menos lejanas, tanto por las distancias kilométricas como por nuestros prejuicios gastronómicos , con el fin de acercarnos a ellas y a nosotros mismos. Esto último es lo que más te queda después de disfrutar de una noche como la pasada, de haber gozado de la compañía de estos "atrevidos" comiendo, charlando, Marianeado, pubing, salseando y muchas más sensaciones. Está claro que el experimentar también trae sus consecuencias: las apuestas se abren para quién irá antes al lavabo después de un buen retorcijón de estómago, a quién no debes consultar para que te dirija si andas desorientado por la calles de Gràcia -al menos que esté cuerdo para saber donde tiene su mano izquierda-, y en qué ambiente irás a parar a la próxima vez.
A mencionar las vaselinas que hace Don G (felicidades por tu 31 cumpleaños y muchas gracias por tu invitación a la cena árabe con ese "delicioso" Yoghourt "Mar Muerto") con las bolas de billar (yo también sé qué hace cuando no coge el teléfono), la puntería de JA sin gafas puede llegar a ser mejor que con ellas (:-P), y el vaivén de la cañita en el vaso de Mojito de A, los ojos de G y el silencio de JA y C mientras nos preguntábamos qué debíamos responder lo que tenían que cogernos...

Como nota aclaratoria: sólo quería saber si el flan de huevo árabe estaba elaborado diferente al del método tradicional casero "made in mamaita". Por lo de la peli...me acompañó Virginia Wolf!

Atticus dijo...

Desde luego, debía ser una "loba". Por cierto, yo no sabía nada de vaselinas. Eso me lo tienes que aclarar...

Anónimo dijo...

Dícese de vaselina (¿no irá con "b"?) o usualmente "globo" en el argot futbolístico. G nos deleitó con alguna de ellas durante alguna de esas partidas de billar, así como de su habilidad con el manejo del palo al escivo de la presencia de esa rubia (ojalá me mire al pasar).

Anónimo dijo...

No hay nada ke agradecer hacia mi persona por la cena. La compañia bien valió la pena (lastima ke no estubiera la rubia en ella tambien). Y en cuanto la vaselina, globo o komo lo kerais llamar no era intencionado era por culpa de los baches del billar ke hacia ke se levantara la bola, o eso o es ke la rubia me distraia. En cuanto a la exquisita bebida en el restaurante árabe, al igual ke las micheladas, se podría poner como costumbre en las cenas de casa de casellas jeje. Bueno espero ke esta no sea mi última visita a las weblogs.

Anónimo dijo...

G., que Micky dé su aprobación después de un tasteo de un vaso enterito antes de considerarla bebida oficial en Gasómetro.

A., fue una auténtica Loba...y yo un corderito