Sympa Minds

En época de rovellons, en tiempos en los que los grupos clónicos salen como las setas y en una calle llamada "xampinyó", ¿¡quién iba a decir que el pasado 3 de diciembre iba a asistir a un concierto tan original!?

Para empezar, original por el emplazamiento: en medio del bosque catalano-canadiense. En segundo lugar, por los teloneros internacionales que asistieron al evento: pizza, empanada gallega y vinos de varias denominaciones de origen. En tercer lugar, por el extraño proceder de los miembros del grupo, firmando autógrafos antes del concierto y no después (ver nota 1). Y finalmente, y es a lo que voy, por lo que se pudo escuchar.

Vaya por delante que quien suscribe estas líneas no es un experto en música -admira a quienes son capaces de ponerse ante un público (excepcional, todo sea dicho)-. Valga también como excusa exculpatoria que se dice que "los economistas conducen mirando el retrovisor"... y yo nunca había asistido a un concierto de los The Final Cut, por lo que carezco de dicha perspectiva -y conduzco en cierto modo, "a ciegas" en este tema-. Habiendo dicho lo anterior, ya puedo criticar, jeje:-p.

La atmósfera que se respiraba antes del concierto era de gran expectación, tras más de un año de ausencia de los escenarios (ver nota 2). En un extraño ejercicio de modestia en los tiempos que corren, los miembros del grupo se mezclaron con el público,... se pusieron las botas. Efectivamente, el mérito interpretativo del trío fue doble tras el atracón que se pegaron. Además, "los teloneros" pusieron el listón muy alto (¡gran pastel de chocolate!) pero TFC (nota 3) lo superó.

Asumiendo las limitaciones acústicas del recinto, TFC consiguió un sonido envolvente y underground que nos tuvo a todos sentados hasta el último acorde (nota 4). Tal y como describe jucasel acertadamente, la música de TFC bebe de grupos como Coldplay (nota 5) y Sympa Minds (nota 6). Algún acorde y arpegio del teclista evocó por momentos a U2 y no faltaron los "momentos Santana"del guitarrista. Cabe resaltar que el grupo adquiría un sonido más genuino cuando interpretaba temas con ritmos más rockeros -en los que el batería parecía liberarse cual maruja en tarde de fútbol- y el -fenomenal- teclista no cambiaba su teclado por su Stratocaster. El teclado suplía la falta de bajo y daba un sonido envolvente y original. Cabe subrayar también que se veía más cómodo al guitarrista improvisando emocionantes riffs "a là Slash" que punteando acordes en los que parecía un deportivo que no pasa de tercera.

El despliegue audiovisual fue impactante, con imágenes bien seleccionadas y que permitían una mejor comprensión de las buenas letras de sus canciones que, por la deficiente acústica de la sala, resultaba en ocasiones ininteligible. TFC fue generoso, tocando 14 canciones y un bis, demostrando que su entrega y compromiso con su gente es total.

Grata sorpresa la que me llevé la noche del 3 de diciembre. Quizás por la modestia en las declaraciones de los componentes del grupo uno esperaba encontrar una banda desacompasada y a medio hacer. Por contra, lo visto y oído responde a un grupo que está llegando a su madurez y que pronto podría dar el salto a tocar en otras salas. Asistentes a otros conciertos de su minigira S9 Tour 2005 dan fe de que lo arriba descrito no fue una casualidad. Por tanto, se puede afirmar que la S9 Tour 2005 fue un éxito.

La sonrisa final en la cara de los asistentes es la mejor prueba de ello (nota 7).


Nota 1: que nadie pidiera autógrafos tras el concierto no significa que éste no fuera un éxito rotundo. Tampoco se pidieron las baquetas del batería por experiencias trágicas del pasado...
Nota 2: la gran incógnita era si la empanada era de atún.
Nota 3: TFC= The Final Cut. No confundir con KFC (Kentucky Fried Chicken), TLC (raperas) o algún club de fútbol.
Nota 4: con las piernas dormidas y las puertas cerradas, escapar se antojaba difícil.
Nota 5: la noche era muuuy fría
Nota 6: el concierto era gratuito
Nota 7: "sympa" también significa simpático en francés :-)