Mal de muchos (III): Rep. Popular de Corea

Si vivierais en Corea del Norte, vuestra solapa tendría un aspecto similar a éste. Y sólo podríais escoger entre una serie de peinados. Siendo varón, dos de cada diez de vuestros amigos serían soldados, y estaríais en la reserva, probablemente ocupados en tareas vinculadas al sector primario y pasando hambrunas periódicamente mientras la ayuda internacional se destina a investigación militar. También celebraríais el día del nacimiento del Gran Líder y creeríais que lo hizo en la falda de la montaña más alta del país, en lugar de en Siberia. También le estaríais eternamente agradecido por haber liberado el país de la ocupación japonesa (algo así como decir que Europa fue liberada por la Résistance...) y desfilaríais en el día de la conmemoración de la liberación de noche, entre antorchas, misiles y un millón de militares.

No conoceríais más canales de televisión, libros, emisoras de radio ni prensa que la editada por el régimen y creeríais de pies juntillas en la filosofía Juche, creada por el Gran Líder (en algún momento de ¿lucidez? entre alguna de sus frecuentes orgías en su harén -de chicas, preferentemente rubias-), una especie de dimensión superior del marxismo. Nunca habríais viajado y, para desplazaros dentro del propio país, deberíais pedir un permiso administrativo. No sabríais lo que es la libertad de expresión, desconoceríais el significado de un voto, creeriais que sólo en vuestro país se respetan los Derechos Humanos y, probablemente, estaríais dispuestos a luchar por defender la memoria del rostro del personaje que aparece en este pin (y en miles de estatuas de la capital), creyendo que ello os une como pueblo. Y moriríais sin saber que ese pin vale 5 dólares en Ebay.